29 abril 2010

121. Yo tendría que estar...

... haciendo un trabajo sobre el genio al que se le ocurrió hacer esto


o esto


o esto otro


Sus edificios o son odiados o amados. No hay término medio. Estoy hablando de Francisco Javier Sáenz de Oiza.
Las fotos de arriba son solo un ejemplo de los numerosos proyectos que llevan su nombre.
Estos edificios están en Madrid. Son el edificio del BBVA (1971-81) en Azca, la Torres Blancas (1960-68) en la calle Avenida de América y las Viviendas en la M-30 (1986-90).

El primero es uno de mis edificios favoritos. Lo conocí hace muchísimos  unos 10 años (ufff, siguen siendo muchísimos) en una asignatura de la carrera. Gracias a un profesor al que le apasionaba la asignatura que impartía (algo raro en la universidad) conseguí apasionarme por la arquitectura.
Siempre nos llama más la atención una pintura o una escultura y dejamos de lado la arquitectura, sobre todo la moderna. Todo lo que no sea una iglesia no es importante.

La dificultad que tiene ese edificio es que está literalmente sobre el túnel por el que va una de las líneas de tren más importantes de Madrid.
Imaginaros un edificio tan alto y pesado sobre un túnel (Madrid es un queso y un día de estos nos hundimos todos).


En esta imagen se ve como las vías pasan por debajo del edificio y como Sáenz de Oiza se las ingenia para desplazar los pilares que sostienen el edificio a los laterales. En esos pilares es dónde colocará los ascensores, escaleras y demás servicios, dejando una planta diáfana.

Hay días (la mayoría) en los que la universidad me parece la mayor pérdida de tiempo del mundo. Cuando llegas a una edad que no es la adolescente, te vas dando cuenta de las cosas. De como profesores que tienen ese título porque lo ganaron en una timba, te dan clase leyendo de un libro porque no tienen ni la más remota idea de lo que hablan. O como irás aprobando o suspendiendo todo dependiendo de tu cara y los gustos del profesor.

Pero siempre encuentras el motivo para seguir. Para mi uno de los motivos es el profesor que me descubrió  la arquitectura del XIX en adelante. Los primeros rascacielos, las innovaciones, los edificios que me rodean cuando voy por la calle y antes no miraba.
Él es un motivo por el cuál voy de cabeza este semestre. Estudiar y trabajar cuando no tienes ni una pizca de fuerza de voluntad (la mía desertó hace años. Es más creo que nunca la tuve) es difícil. Más cuándo la dichosa asignatura consta de cuatro trabajos y examen. Pero todo esto me da igual las pocas tardes que me puedo permitir escapar del antro de perversión trabajo y sentarme a escuchar una apasionada clase, salpicada de anécdotas y chascarrillos.

Y yo tendría que estar haciendo un trabajo...

12 comentarios:

  1. La verdad es que a veces cuesta, pero el esfuerzo merece la pena y te lo dice alguién que a veces hace esos mismo y además, todo lo que conyeva ser mamá, etc., etc.

    No te vengas abajo y aprovecha ahora que puedes.

    Besicos muchos.

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  2. Vaya, definitivamente es mejor no pensar qué tienes encima cuando vas en el metro...

    Por cierto, ¿qué te parecen las cuatro torres, cual te gusta más? A mí me mola la del tobogán, la cuarta yendo hacia el note (sí, sé que tiene nombre y que sería más fácil identificarlas por él, pero para mí son la canasitlla extensible, el bote de champú, la engreída y la del tobogán).

    Ánimo con ese trabajo, todo es ponerse.

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  3. animo!!

    solo hay k encontrar esas pekeñas (o grandes en el caso de los edificios)cosas cotidianas k pueden romantizar tus dias y eventualmente toda tu vida, tan solo depende de k forma las kieras mirar, para k te animen y te den fuerza para seguir.
    :D

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  4. Aunque, como tú has dicho, la mayoría de las clases son tediosas y una pérdida de tiempo, debes sentirte afortunada por esas pinceladas que obtienes de la mano de este profesor, que hace que veáis el mundo que os rodea con otros ojos, los ojos de un niño, que se abren mil veces al día redescubriendo una y otra vez lo que siempre ha estado a nuestro alcance.
    Mucha suerte con tus estudios.

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  5. El tiempo es oro y para conseguirlo y verlo resplandeciente en tu bolsillo, no cabe otra que hacer algo, bastante o mucho para que sea tuyo. Si de verdad es una pasión, te costará menos alcanzarlo.
    Saludos.

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  6. Recuerdo cuando vivía en Madrid. Un día fui andando por Arturo Soria, buscando el número doscientos y pico... Qué calle más larga, pensé. Y también pensé: Madrid sólo tiene calles, y más calles, y casas y más casas, y más calles y más casas... Hasta que un día miré esas casas y esas calles con otros ojos. La arquitectura tiene su lenguaje mudo y nos cuenta mucho del hombre.
    Saludos.

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  7. Bueno, ahora que ya nos lo has contado puedes ponerte a estudiar, que tal y como están las cosas es lo mejor que puedes hacer...
    Por cierto, espero que tu ciudad no se hunda este fin de semana que nos vamos a Madrid...

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  8. Las cosas mejoraran!

    Ahora es cierto a veces no nos percatamos de los detalles, el esfuerzo o als estructuras de los edificios que nos rodean.

    A veces cuando tengo mucho en que pensar solo observo cada detalle, y me pierdo en ellos.

    Ten un gran fin de semana!

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  9. No tenía ni idea de que fueras a la universidad!! La verdad es que estoy totalmente deacuerdo contigo en cómo funciona la universidad, hay profesores que sólo se dedican a leer powerpoints y otros que viven para la asignatura que dan (los menos, pera afortunadamente existen).

    Tiene que ser durillo compaginar los estudios con el trabajo... pero estoy segura de que puedes con ello!! :D

    Un besazooo

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  10. Creoq ue nunca es tarde, además, com bien dices, a la edad que tienes te das cuenta de otras cosas, o en todo caso, de lo importante. Me alegro que tengas ese interés por seguir, auque a ratos te cueste. Lo importante es que lo estás disfrutando (creo).

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  11. Sin duda es ´muy gratificante encontrar a gente que le guste su trabajo, porque eso se nota, y a la hora de enseñar es fundammental. Sí sé que es dificil combinar estudios con trabajo, pero poco a poco lo conseguiras. Besos

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  12. Cuando encontramos a alguien que se apasiona en deteminada materia, hasta el aburrimiento desaparece.
    Dímelo a mi que enseño, Derecho romano.

    Saludos desde mi bote,

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